Cuando ya estaba atardeciendo Brunlow se bajó de su carro delante de la puerta de su casa y llamó suavemente con los nudillos.
Se abrió la puerta de inmediato. Después se vio salir del carro a un sujeto robusto que se puso junto a la portezuela en tanto que otro, sentado hasta entonces en el pescante, luego sacaron a un tercero que era Monks.
Monks al entrar al despacho de Brunlow dijo que si estaba consiente a lo que se exponía. Y si se resistía al menor movimiento iba a llamar a la policía.
Luego cerraron la puerta con llave y empezó una larga pero muy larga charla.
Brunlow le decía a Monks que él era en efecto un antiguo amigo de su padre. Las esperanzas de sus años juveniles se cifraban en él y en su hermana que Dios la había llamado a sus brazos.
Después de una larga charla entre Monks y Brunlow. Monks estaba escribiendo una confesión en la que reconocía sus crimenes y la identidad de Oliver.
"Creo que ésta historia acabará bien, amigo"
Por: DIEGO SOSA
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