Bueno, aqui tenemos a Truhán y su digno compañero Bates que se mezclaron entre la multitud posterior a lo del robo del pañuelo. Luego de correro muchas calles se detuvieron en una esquina donde Bates dio un gran grito como de risa mezclado con desesperación y cansancio. A Charlot le pareció ver a Oliver correro por una calle pero nunca en la vida lo alcanzaron. Luego fueron a la casa de el viejo judío que les preguntó por Oliver que que le había pasado, el judío se enfureció de tal manera que empezó a ahorcar a Truhán. El Truhán logró zafarse porque sino el viejo judío lo iba a ahorcar. Luego le querían tirar agua de una taza a medio llenar, luego una voz ronca preguntó que si se atrevían a tirarle la taza con cerveza, Al fin el viejo desistió de ahorcarlo, el viejo judío chistó al Sikes y Sikes enfurecido le pidió de favro que NO le llamara viejo.
El viejo judío después de todos lo problemas hiso una señal de asentimiento con su cabeza, luego otra señal de aprobación. El Truhán y Bates dijeron que no al obligarlos a ir a las oficinas de la Policía y ellos guardaban muchísimo silencio.
Luego de pasar tanto tiempo, en una obscura y tenebrosa taberna de Little Saffron Hill, era una buena casa para vagos. Oliver agarra camino a Londres. Después de siete días de camino conoce a un
niño de su edad, Juan Dawkins, que le dice si se van juentos a Londres,
donde un viejito respetable le dará asilo y trabajo. Atraviesan la
ciudad de noche por calles enfangadas y míseras y llegan a una casa
donde Oliver conoce al anciano judío Fagin y a otros muchachos que beben
y fuman como adultos. Después de tomar un vaso con ginebra se duerme.
Oliver se asombra de la cantidad de pañuelos que cuelgan en el caurto y ve como "El Trampista" Dawkins y Carlos Bates traen de su de trabajo dos carteras y más pañuelos. Luego presencia un extraño juego donde los muchachos tratan de quitarle al judío la tabaquera o el reloj sin que este se dé cuenta. Oliver creía o más bien aseguraba que eran ladrones.
Después de llevar mucho tiempo encerrado Oliver es mandado a la calle a trabajar con los hombres esos. Cuando ve como roban a un anciano lo comprende todo. Los muchachos salen corriendo, también Oliver, pero el anciano solo alcanza a ver a este último. Lo persiguen y es atrapado por la multitud. Un policía lo lleva a la estación de policía donde es puesto a merced del juez. El Sr. Brownlow, el hombre atracado, no está muy seguro de que haya sido el niño. Al final aparece un testigo y a Oliver lo dejan libre. Bronwlow decide llevarlo a su casa donde recibe los cuidados de una señora y todos se aseguran del gran parecido que tiene con uno de los cuadros de una muchacha que hay en el cuarto.
Los dos muchachos regresan a contarle a Fagin todo lo sucedido. Aparece Guillermo o Willy Sikes, otro ayudante del judío. Discuten que hay que tener cuidado por si los delatan y mandan a una de las muchachas que los acompañan, Anita, a la cárcel a por noticias. Ella descubre que el caballero se lo llevó a su casa. El judío dice que hay que encontrar a Oliver como sea.
Para mientras ha llegado a casa de Brownlow su amigo el Sr. Grimwing que desconfía en Oliver y como Brownlow tiene que pagarle unos libros al librero y devolverle otros, propone mandar al muchacho. Grimwing asegura que no volverá. Oliver en su camino a la librería se equivoca de calle y de repente se encuentra con Anita y Sikes que lo secuestran. En la casa los caballeros siguen esperando que regrese.
Oliver se asombra de la cantidad de pañuelos que cuelgan en el caurto y ve como "El Trampista" Dawkins y Carlos Bates traen de su de trabajo dos carteras y más pañuelos. Luego presencia un extraño juego donde los muchachos tratan de quitarle al judío la tabaquera o el reloj sin que este se dé cuenta. Oliver creía o más bien aseguraba que eran ladrones.
Después de llevar mucho tiempo encerrado Oliver es mandado a la calle a trabajar con los hombres esos. Cuando ve como roban a un anciano lo comprende todo. Los muchachos salen corriendo, también Oliver, pero el anciano solo alcanza a ver a este último. Lo persiguen y es atrapado por la multitud. Un policía lo lleva a la estación de policía donde es puesto a merced del juez. El Sr. Brownlow, el hombre atracado, no está muy seguro de que haya sido el niño. Al final aparece un testigo y a Oliver lo dejan libre. Bronwlow decide llevarlo a su casa donde recibe los cuidados de una señora y todos se aseguran del gran parecido que tiene con uno de los cuadros de una muchacha que hay en el cuarto.
Los dos muchachos regresan a contarle a Fagin todo lo sucedido. Aparece Guillermo o Willy Sikes, otro ayudante del judío. Discuten que hay que tener cuidado por si los delatan y mandan a una de las muchachas que los acompañan, Anita, a la cárcel a por noticias. Ella descubre que el caballero se lo llevó a su casa. El judío dice que hay que encontrar a Oliver como sea.
Para mientras ha llegado a casa de Brownlow su amigo el Sr. Grimwing que desconfía en Oliver y como Brownlow tiene que pagarle unos libros al librero y devolverle otros, propone mandar al muchacho. Grimwing asegura que no volverá. Oliver en su camino a la librería se equivoca de calle y de repente se encuentra con Anita y Sikes que lo secuestran. En la casa los caballeros siguen esperando que regrese.
Por: DIEGO SOSA.
Por mí DIEGO SOSA
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